En el siglo XVII Francia se propuso poner en funcionamiento la industria privada como medio de estimular el desarrollo de las manufacturas nacionales. Se promulgaron diversas ordenanzas para restringir mediante derechos proteccionistas la importación de textiles e impulsar de este modo la producción nacional.
Francia creó el modelo de empresa pública industrial, que con medio siglo de retraso se copiaría en España con la creación de las Reales Fábricas. Por exclusión sólo el Estado francés podía emprender la modernización de la industria. Así, según Colbert, el Estado se convertía en el principal promotor del progreso industrial y en su protector natural. Por estas razones Colbert, ministro de finanzas de Luis XIV, promovió un nuevo tipo de empresas industriales: Las Manufacturas Royales, que tenían tres rasgos principales: eran empresas privilegiadas, estaban sometidas a un cierto grado de intervención y eran empresas concentradas.
La llegada a España de la
dinastía Borbón en el siglo XVIII hace que se aplique el modelo con las Reales
Fábricas: Real Fábrica de Cristales de La Granja, La Real Fábrica de Loza Fina
y Porcelana de Alcora, Porcelana del Buen Retiro o la posterior de La Moncloa,
Real Fábrica de Tapices, Real Fábrica de Relojes, Real Laboratorio de Mosaicos
y Piedras Duras del Buen Retiro, Real Fábrica de Sedas de Talavera de la Reina,
Real Fábrica de Armas de Toledo, Real Fábrica de Artillería de La Cavada, o
artículos de gran consumo que se monopolizan por el Estado como regalías:
tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente,
naipes... La Real Compañía de Hilados de Algodón del Principado de Cataluña
(1771) estuvo en el origen de la industria textil catalana y terminó
constituyéndose en la organización patronal privada Fomento del Trabajo
Nacional.
Comentarios
Publicar un comentario